lunes, 3 de enero de 2011

Azul Eléctrico II

Parecía como si su rostro hubiera cambiado… Pálida frente al espejo se palpó la cara…frente, ojos, nariz, mejillas y pómulos…labios y mentón… Efectivamente, un nuevo rostro. Blanco como la luna. Así se quedó su rostro…blanco como la nieve…

Intuía que le habían robado el corazón en un sueño, había corrido tras el viento más veloz que un rayo, pero aún así le fue imposible alcanzarlo… y se despertó gritando.

Tan pronto como se creyó capaz de dominar su sueño, despertó. Pero notó que algo había cambiado. Se sentía menos pesada… y un poco más vacía.

Flashbacks de aquél momento inundaban su mente perturbada por el miedo. Olores de ese lugar tan conocido como inexistente no la abandonaban… el café recién hecho desparramado por la mesa de aquella cocina gris… el hedor de un alma podrida por la cobardía se había instalado en su pituitaria descolorida. Y toda la ropa que tapaba el suelo del corredor que llevaba hasta aquélla habitación poblada por el olvido estaba manchada con la sangre de ese alguien que había sido ella antes de dormir…

Azul no comprendía… no sabía…

Una vez más… las 6 y 10 de la mañana… una mañana oscura de un invierno desolador.

Silencio…

Entró en aquel lúgubre cuarto y volvió a mirarse en el espejo sin reconocerse… intentó llorar, pero en su interior no había ni una miserable lágrima… Respiró profundamente, inundándose de incertidumbre y preguntas. Se llevó su mano izquierda al pecho y cerró los ojos… Tiene que estar en algún lugar!! Tan solo estaba soñando… Tiene que estar… Azul no comprendía…

Miles y millones de pensamientos y palabras iban y venían en forma de cuchillos que atormentaban su cordura. Cada idea rozaba su mente como si fuera la última vez, y desaparecía… Con cada palabra pensada se borraba de su mente por completo el pensamiento anterior…

Lo mismo pasaba de forma inversa… con cada pensamiento pensado se borraba por completo cada palabra que formaba parte de su memoria… Memoria cada vez más desmembrada…

Poco a poco sentía como todo lo que había sido en algún momento la abandonaba…

Las 6 y 10 de la mañana… y las manillas del reloj allí paradas. El tiempo se había detenido, tal vez se encontraba perdido…

Cada vez menos pensamientos, cada vez menos palabras. Azul se volvía un ser no pensante que tan solo sentía. La angustia se apoderó de su alma.

Sin pensamiento y sin latir sintió que ya no le quedaba nada…

Yacía en la esquina más oscura de ese cuartucho… acurrucada, cual ovillo.

Miedo, angustia, olores y un sueño… Tan solo eso le quedaba.

De pronto, el tic tac de ese reloj de propaganda cutre que llevaba horas marcando las 6 y 10 comenzó a retumbar por todos los rincones de esa cárcel, que era su hogar.

Tic-tac, tic-tac. tic-tac… En su mente vacía sonaba…tic-tac, tic-tac, tic-tac…

Las 6 y 13 y zas… AÚN… Primera palabra que se abalanzó sobre ella.

Separó la cabeza de sus rodillas asustada… Tic-tac, tic-tac, tic-tac… AÚN… se repetía una y otra vez…

Tic-tac, tic-tac, tic-tac… Tic-tac, tic-tac, tic-tac… Tic-tac, tic-tac, tic-tac…

Se levantó.

Miró sus manos mientras ese ruido infernal se instalaba cada vez más en ella. Tic-tac, tic-tac, tic-tac… Tic-tac, tic-tac, tic-tac… Tic-tac, tic-tac, tic-tac…ESTOY. En cuanto volvió a hacer suyo ese verbo tan necesario para ser alguien, un montón de pensamientos sin palabras comenzaron a desfilar por su cabeza…

El ser “sintiente” volvía a recobrar su razón, mas aún no sentía el latir del corazón.

AÚN ESTOY… pensaba mientras millones de recuerdos, erosionados por el tic-tac, buscaban un hueco arropados de todas las palabras que antes se habían esfumado. Tic-tac, tic-tac, tic-tac…

Como “aún estaba”, entonces aún era

Salió de aquel oscuro habitáculo para mirarse en otro espejo… Efectivamente su rostro había cambiado, pero cada vez estaba menos pálido. Era ella, pero no... No era ella, pero sí…

Con miedo pero más calmada notaba como el tic-tac del reloj cada vez se hacía menos perceptible.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac…AÚN… Tic-tac, tic-tac, tic-tac… Tic-tac, tic-tac, tic-tac…ESTOY…Tic-tac, tic...

Esas dos palabras que se repetían constantemente permitieron que Azul lograra recordar que tal vez no era el corazón lo que el viento se había llevado, y que por algún otro motivo su rostro había cambiado…

Tic-tac, tic-tac, tic-tac… AÚN.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac… ESTOY… Tic-tac, tic-tac, tic-tac…

Tic-tac, tic-tac, tic-tac…SOÑANDO…

Y, en una soleada mañana de mayo, despertó.




Azul Eléctrico

Habiéndose guardado la vida en el bolsillo de su ya gastado chubasquero amarillo, comenzó a recoger el ovillo de ideas rotas que cubría gran parte de ese oscuro y frío salón.

Entre vinilos de Los Beatles, George Harrison y una bellísima colección de grandes hits de los 80’s, se dispuso a ordenar sus foto rotas. (…Recuerdos rotos de una noche de rabia autodestructiva y tormenta ebria de ideas contrapuestas…)

Fotos rasgadas, mordidas, cortadas con tijeras… Momentos mutilados en la mente de alguien que durante un instante fue Nadie… Desapareció.

Tras varios intentos de unir los pedazos de pasado que tiempo antes había condenado al exilio, rompió a llorar lágrimas de cristal que agujereaban sin piedad su preciado chubasquero amarillo.

No en vano, sacó fuerzas para secar su rostro. Tomó aliento y desempolvó de un soplido su pequeño baúl verde. Corrió a su escondite secreto para coger la minúscula llave que abría su mundo de tesoros y decidió guardar cada trozo de cada imagen, de cada recuerdo.

Volvió a cerrar el cofre y suspiró…

Tras las cortinas del gran ventanal situado a sus espaldas se insinuaba una noche bañada por la radiante luz de la luna. Cuidadosamente, corrió la pesada tela para contemplar el paisaje. La luz irrumpió en la instancia dando color a cada rincón, y los fuertes rayos hacían que su azul melena se tornara de un tono más eléctrico, si cabe.

No lo dudó un instante, se colgó de la luna y se puso a cantar:

A donde van las ideas cuando duermen,

A dónde cuando se esconden…

A dónde va a parar mi reflejo

Cuando no estoy frente al espejo…